Nuestros selfies ofrecen mucha información sobre nosotros mismos.
Mucho ha llovido desde que hace dos décadas, unas jovencísimas Thelma y Louise (Gina Davis y Susan Sarandon) protagonizaran el que se considera el primer selfie de la historia del cine, cuando ambas mujeres retrataron su viaje aventurero por la América profunda en una mítica Polaroid. Sin embargo, el boom de los selfies generado a raíz de los últimos premios Oscar está dando mucho de sí y nos parece muy curioso.
De hecho, es incluso la palabra de moda. Y no lo decimos nosotros, sino el Diccionario Oxford que la ha elegido como la palabra del 2013. Como ya hemos dicho, el fenómeno va más allá y los selfies son ya un fenómeno de masas del que nadie puede escapar, ni siquiera el mismísimo Presidente de los EEUU, cuyo autorretrato con la Presidenta de Dinamarca dio mucho que hablar.
Las empresas y marcas también tienen claro que es una moda que ha llegado para quedarse y han visto en esta acción de los consumidores una forma útil y eficaz de conocer sus gustos e intereses. Es lo que se desprende de una reciente publicación del prestigioso diario estadounidense The Wall Street Journal.
En el texto se afirma que los internautas que publican imágenes realizadas por ellos mismos en redes sociales –por lo general Instagram, pero la moda de los selfies no tiene fronteras, edad ni sexo, por lo que otros medios sociales también se han abanderado de esta tendencia, como es el caso de las generalistas Facebook y Twitter- están permitiendo que empresas especializadas determinen los hábitos de consumo y estilo de vida de los protagonistas de las imágenes publicadas.
Estas firmas, dedicadas al análisis del cliente según ciertas variables, establecen sus conclusiones a partir de cinco indicadores que aparecen en nuestros selfies. Como no podía ser de otra manera, en primer lugar observan los rostros humanos puesto que nuestra figura facial denota muchos significados sobre el cliente que llevamos dentro: sexo, edad, raza, procedencia, aspecto…Todos estos datos les facilitan una primera clasificación.
A continuación se analizan los productos que aparecen en las fotografías. Este aspecto es significativo, pues facilita el conocimiento con respecto al poder adquisitivo de las personas que protagonizan las instantáneas. Asimismo, y muy relacionado con este último aspecto, también se estudia y observa la ropa que estos usan y que aparece en la pantalla.
De igual manera, como cuarto indicador se tienen en cuenta los logotipos que pueden identificarse en los selfies. Estos iconos manifiestan el grado de compromiso de los usuarios, por lo que conocerlo es muy importante para aquellas marcas que se hallan en la imagen.
Finalmente, en el caso de los selfies realizados desde la distancia, las empresas especializadas también estudian los escenarios y lugares que aparecen en la pantalla, pues a partir de ellos –y sobre todo, si se repiten- se puede establecer una relación de espacios que habitualmente pisan estos internautas.
Estos cinco indicadores nos hacen pensar en que la moda del ‘selfie’ va mucho más allá de una tendencia y está camino de convertirse en materia de estudio en las escuelas de negocio. Y es que está visto que por nuestros selfies no nos conocerán sino que las marcas ya saben quienes somos.