Si uno es propietario de un periódico tradicional, puede que estos tiempos digitales le hayan puesto difícil la tarea de pagar las facturas y no acabar incurriendo en ERE. Así, los medios impresos acusan en la actualidad dos crisis: la económica y otra motivada por la irrupción de las diarios digitales. ¿Para qué vamos a comprar el periódico en papel si uno puede acceder a la información en internet? Es cierto que cierta clientela de los diarios (los más modernos) empieza a preferir el manoseo de las pantallas de sus tabletas, al romántico paso de las páginas de un periódico, pero a esos, a los amantes del byte, hay que hacerles pasar por caja y que no se lleven la información de “extranjis”.
Esta fórmula de monetizar a los lectores digitales ya la incorporan algunas de las más reputadas cabeceras españolas, como El Mundo. Dicho medio lanzó en 2010 su plan para salir en busca del lector perdido y el primer año de vida alcanzó los 27.000 suscriptores. Por lo tanto, se topó con el dato de que muchos forofos de lo digital se mostraban muy entusiasmados con disfrutar de las ventajas de su periódico de toda la vida, pero ahora pasando por el kiosquero Orbyt.
Este plan Marshall para periódicos que amenazaban ruina inminente vive su época dorada en países como los Estados Unidos. Allí, diarios tan prestigisosos como The New York Times han logrado superar sus achaques, dado que si el periódico ha conseguido mantenerse a flote ha sido gracias a que, por primera vez en su historia, los ingresos de los 668.000 suscriptores superan a los de la publicidad.
Según los datos actuales que aporta el Pew Research Center, cerca de 150 diarios de EE.UU. ofrecen algún tipo de suscripción digital. Por su parte, fuentes como el “The Washington Post” sostienen que más de 300 medios están planteándose algún tipo de paywall.
Lo cierto es que podemos pasear por la Vieja Europa y ver cómo afloran los convencidos, pues a esta idea ya se han rendido países como Suecia o Dinamarca. De hecho, si consultamos al veterano y agorero periodista Martin Langeveld, colaborador del Laboratorio de Periodismo Nieman de la Universidad de Harvard (EE.UU.), a esto de salir a comprar el periódico por las mañanas le queda dos días. Por lo tanto, no extrañan estos giros que están adoptando la mayoría de rotativos: renovarse o morir.
Así, Langeveld pronostica que a finales de 2015 muy pocos periódicos saldrán a la calle todos los días; la inmensa mayoría sólo sacará ediciones puntuales. Además, los muros de pago continuarán propagándose, pero experimentarán ciertos cambios y se irán transformando en una suerte de club en el que los miembros suscriptores accederán no sólo a contenidos, sino a un abanico de servicios y de beneficios.
Pues eso, la supervivencia de una especie parece ir unida a los muros de pago. Ya veremos si este plan Marshall logra rescatar a los grandes medios de un periodismo en ruinas.