Los que andan detrás de esta propuesta tan interesante es el periódico El Economista y la Madrid Woman's Week. Directivas promete rescatar a las féminas de un revistero de peluquería confeccionado con chismorreos y consejos de moda.
Carmen M. García, fundadora de Madrid Woman's Week, nos describe las claves del derrotero que están a punto de emprender: "Queremos acercarnos a ellas y que nos muestren el camino de su éxito, pero también de la gestión en femenino: la conciliación, la diversidad, la gestión de personas, la responsabilidad social, el marketing, la comunicación...".
La revista emprenderá su quehacer informativo con el nuevo año y será, como los tiempos que corren, digital. Quién sabe si acabará dando el salto al papel y compartiendo vecindario con las cabeceras de los grandes diarios.
Por ahora, Directivas emprende su tarea con emoción y con la frente perlada de sudor por la ingente tarea que pretende acometer, puesto que, como ya sabemos, y comenta García, "la mujer es el eslabón débil de la cadena laboral. La primera en encabezar la lista de los ERE. Y eso que su salario suele estar por debajo del hombre”. Pues sí, las mujeres son las primeritas en catar las virtudes del despido y un salario a dieta. De hecho, las damas cobran de media un 31,7% menos que los hombres.
Lo cierto es que en los últimos tiempos se están volviendo de un femenino subido. No en vano, en agosto de 2011 vino al mundo Womenalia; una red social de carácter profesional dedicado a las mujeres empresarias cuya aspiración es dotar de voz a las mujeres profesionales que desean acceder a cargos directivos y para fomentar el verdadero cumplimiento de los programas de conciliación dentro de las empresas: pero, sobre todo, para crear empresas y puestos de trabajos en estos tiempos tan antipáticos.
Por desgracia, todas estas iniciativas reflejan una evidencia: nacen porque se necesitan heroínas (que no héroes) en la galaxia femenina; todavía repleta de villanos machistas capaces de despachar a una futura empleada porque se encuentra inmersa en la edad peligrosa. Sí, la de la concepción.