La comunicación política, asignatura pendiente para algunos de nuestros políticos.
Twitter se ha consolidado como una herramienta de comunicación política muy eficaz, aunque algunos de nuestros “líderes” no se han dado cuenta de ello. Muchos están presentes en la red de los 140 caracteres, sí, pero, ¿se comunican eficazmente en este entorno? En este post lo analizamos.
No sabemos cómo lo va a hacer Hillary Clinton. Tras varios años de funcionamiento, la que fuera candidata a la Casa Blanca se ha lanzado a este medio, y lo ha hecho con mucho humor. En su perfil podemos leer cómo se autodefine la demócrata: Esposa, madre, abogada…e ¡icono de peluquería! Entrelíneas nos hace una semblanza de sus prioridades, y da muestra de una de sus no tan conocidas facetas.
Su foto elegida, el encabezado personalizado de su perfil…Todo jugaba a favor para que los followers se identificasen fervientemente con ella. Y no es un deseo o promesa, sino un hecho real: desde la apertura de su cuenta, la senadora estadounidense consiguió en apenas 48 horas, y sólo lanzando a la red un único tuit, casi 500.000 seguidores. ¡Un buen ejemplo de comunicación política!
Un inicio tuitero, por cierto, que ha merecido la felicitación del mismísimo presidente Obama, el político con mayor seguidores en esta red. Sus más de 32 millones de followers así lo avalan y hacen que en él veamos (o en su equipo de comunicación, para ser exactos), a un paradigma de cómo utilizar eficazmente los social media para mejorar la comunicación política.
Nada de interaccionar con la comunidad. Su estrategia se basa en transmitir las acciones del líder norteamericano, añadiendo algo más: su componente humano. Si a alguien se le ocurre bucear por este perfil encontrará a uno de los políticos más poderosos del mundo sí, y también a un marido, a un padre, a un amigo.
El sentimiento de identificación siempre ha sido poderoso, independientemente del medio de comunicación que se utilice. Los asesores de Obama lo saben y potencian esta imagen múltiple. Es por ello que vemos a un hombre abrazado a su mujer, a un padre navegando con sus hijas o a un amigo jugando al baloncesto con los suyos.
Imágenes que de momento nuestros “líderes patrios” no nos han ofrecido, pues la comunicación política en nuestro país es muy diferente. Si Clinton ha requerido de un solo tuit para alcanzar medio millón de seguidores, Mariano Rajoy lleva en el camino más de 5.000 y todavía no los ha conseguido. El equipo que le acompaña en esta red, como reza su presentación, hace méritos para ello, pero la austeridad impuesta en nuestras fronteras se percibe incluso en esta herramienta.
Una imagen y fondo personalizado sobrio dominan el perfil del presidente de nuestro gobierno. Y también, un estilo de comunicación política centrado en ofrecernos una imagen de él como trabajador infatigable. Rajoy en el pleno del Congreso, Rajoy reuniéndose con otros líderes internacionales, Rajoy con empresarios, Rajoy con miembros de su partido, Rajoy con príncipes y princesas.
Su imagen es la de un presidente de gobierno, pero nada más detrás. Esa limitación puede que sea la clave para su reducido número de seguidores (pese a liderar uno de los países con mayor número de usuarios en esta red). Y enderezándola, quizá, cambiemos un poco a este renglón torcido de Twitter…