Algunos community managers en Twitter serían capaces de todo por un follow.
En la viña tuitera, como en la vida, se ve de todo, ¿verdad? Podemos considerarlo un compendio de buenos y malos modales online; pues en la vida offline uno se levanta para ceder el asiento a ancianos y embarazadas, sostiene la puerta si alguien viene detrás o ayuda a un tercero a cargar con sus maletas en el caso de hallarse éste en el duro trance de subir unas escaleras. Bien, pues esos gestos tan gentiles también tienen su correlativo en los mundos tuiteros, donde hay community managers en Twitter, villanos o gestores de su propia cuenta social que recurren a ardides y estrategias que podemos catalogar de dudosa moralidad y todo con el afán de echarse unos cuantos “followers” más a la espalda.
A nadie pilla de nuevas que muchos community managers en Twitter te mantienen el “follow” si le devuelves la gentileza. Así que tras una paciente espera de unos días, un tiempo de cortesía para que te percates de su presencia, si no te has unido a su “colección de mariposas disecadas”, te dejan por otro más proclive a “followear”.
Después están los community managers en Twitter que si los sigues, dejan de seguirte al poco o enseguida, si no quieren desequilibrar su balanza de seguidores y seguidos. Así, puedes toparte que el mismo día que le das la bienvenida a tu “timeline”, dicho sujeto ya se ha ido por donde vino y se aprovecha del anonimato que proporciona la marabunta de seguidores para hacer pasar inadvertida su jugarreta. Eso sí, si le descubres (seguramente sí porque algunos tienen el disimulo de un superagente 86 en misión desastre), con gran placer le retiras tu confianza.
Por lo tanto, cuando te topas con un nuevo seguidor no sabes de qué catadura será éste: ¿Le sigo, no le sigo, o virgencita, virgencita, me quedo como estoy y que sea lo que Twitter quiera?
Además de los referidos, existe otra estirpe entre los moradores de Twitter y es la de ser simpáticos, entablar conversación, reuitear los contenidos del seguidor que quieren ventilarse, dorarle la píldora y, por supuesto, seguirle (todo el pack). Tú, inocente, crees en su amistad y te sumas a su clan de simpatizantes. Un buen día, te acuerdas de él, le buscas entre tus seguidores y descubres que desertó. A esto en jerga militar se llama alta traición, e incluso te pueden plantar un Tribunal de Guerra por semejante villanía.
¿A esto lo llaman community management? ¿Qué sentido tiene que los community managers en Twitter se tomen la red como un campo de batalla donde uno va al frente armado con malas artes? A veces un community manager es como un político en período de elecciones, una vez que le has votado, revela su auténtica naturaleza.