Emprender y convertirse en autónomo sigue siendo, a pesar de la crisis que acogota a Europa, una buena opción profesional para muchas personas. Algunas de ellas ven en el autoempleo el antídoto perfecto contra la recesión y el paro. Otras, por el contrario, son emprendedoras por convencimiento y creen firmemente en la autodirección de su vida laboral, como sistema idóneo de enriquecimiento profesional.
En cualquier caso, la labor de erigir y mantener un proyecto de autoempleo es ardua y difícil. Para lograr éxitos como autónomo, es imprescindible seguir una serie de pasos de ineludible cumplimiento, que van desde la génesis y elección de la idea de negocio, hasta el obligado cumplimiento de las normas fiscales y laborales.
A continuación, se hace referencia a esos preceptos básicos, a modo de decálogo, que todos los emprendedores han de seguir, si desean iniciarse y prosperar como buenos autónomos:
1.- La idea de negocio es el embrión y la base del proyecto. El autónomo debe pensar si en el mercado hay hueco para la idea, si los clientes le van a aceptar, el tipo de recursos necesarios y si los objetivos personales y profesionales se acomodan al plan.
2.- Con la idea de negocio definida, el segundo paso a seguir es el estudio del mercado. Debe recopilarse toda la información posible, a través de encuestas, entrevistas etc, para analizar la futura competencia y definir el target, o público objetivo.
3.- El Plan de Empresa es un útil documento de presentación del proyecto. Del mismo, podrá extraerse la viabilidad o no de la idea de negocio. En el Plan también se establecen las estrategias a implementar y los recursos necesarios para el correcto funcionamiento de la empresa.
4.- El emprendedor debe elegir su forma jurídica, en función de la actividad a desarrollar y la clasificación fiscal y laboral (trabajador autónomo, profesional autónomo, empresario autónomo, trabajador autónomo económicamente dependiente etc).
5.- La financiación es otra de las columnas básicas del proyecto. Una idea viable y brillante sin financiación no puede materializarse. El emprendedor tendrá que estar al día en materia de subvenciones y programas de promoción de empleo. Es muy importante asesorarse en aspectos sobre financiación externa, solvencia, liquidez etc. Los mecanismos de financiación son muy distintos, según el tipo de iniciativa a implementar
6.- El autónomo debe escoger una localización adecuada para su negocio, decantarse por la compra o el alquiler del local, tener en cuenta cuestiones como las licencias de apertura y obras etc. Para elegir la ubicación, han de tenerse presentes cuestiones como la proximidad, si se trata de un sitio céntrico o no, la presencia de establecimientos de la competencia, características físicas de los locales etc.
7.- En la actualidad, el autónomo no puede ignorar las técnicas de marketing ni las nuevas tecnologías. Definir una buena combinación de marketing mix y utilizar las redes sociales, por ejemplo, puede procurar excelentes resultados comerciales a cualquier pequeño empresario.
8.- El alta en Hacienda y en la Seguridad Social son premisas necesarias para comenzar la actividad profesional o empresarial como autónomo. Igualmente, deben tenerse presentes otros trámites, como las licencias de apertura, licencias de obras, la comunicación de apertura del centro de trabajo y la adquisición y legalización del libro de visitass.
9.- Los autónomos deben pagar sus impuestos. Por eso, resulta fundamental llevar un control exhaustivo de la fiscalidad del negocio. El pago del IVA, IRPF, Impuesto de Actividades Económica o IGIC, ha de formar parte de la vida diaria en la labor de los trabajadores por cuenta propia.
10.- La formación continua del autónomo, en cuestiones como las habilidades directivas, planificación, gestión del riesgo y la generación de seguridad y confianza en sí mismo, deben ser materias a desarrollar por el autónomo. Los programas de coaching pueden ser muy útiles en este sentido.
El decálogo del buen autónomo comprende, por tanto, acciones a ejecutar desde el nacimiento mismo de la idea de negocio y hasta el cumplimiento periódico de las obligaciones fiscales y laborales. No deben olvidarse, tampoco, el seguimiento de un adecuado plan de formación y el empleo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación aplicadas a la empresa.