La política se hace eco de los aciertos que se producen en el mundo 2.0. Esta repetición se observa en líderes y partidos, que están presentes cada vez más en el entorno digital y en algunos casos obteniendo excelentes resultados. Esta nueva práctica no debería llamarnos la atención: la política actúa como una verdadera empresa, moviéndose por unos “principios” pero ante todo, persiguiendo objetivos. Y es la idea de objetivo la que va a acaparar las siguientes líneas, pues como agencia de social media abordamos el tema.
Atrás han quedado los discursos pronunciados por Lincon, las alocuciones de Churchill en la radio o el debate televisivo entre JFK y Nixon en las elecciones estadounidenses de 1960. Hoy en día nada mueve más que un buen tuit o un comentario interesante en Facebook y es por ello que nuestros políticos han optado por comunicarse a través de estos formatos, regalándonos verdaderas estrategias que pasarán a la historia.
Uno de los casos más paradigmáticos es el de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Ante la estructura adversa, a su parecer, de la propiedad de los medios de comunicación en este país la mandataria se pronuncia, con frecuencia, a través de los social media. ¿Quién necesita ruedas de prensa mientras exista Twitter? Suponemos que eso debe pensar ella, ya que rara es la vez que se somete a las preguntas de los periodistas.
Porque CFK, como sus seguidores la conocen, ha encontrado en los medios sociales un espacio perfecto para expresarse. Da igual que se trate del último convenio de UnaSur que de sus impresiones sobre su viaje a la toma de posesión de Nicolás Maduro: Cristina Fernández tiene tuits para todos.
Con un lenguaje próximo y coloquial la presidenta argentina regala a sus seguidores en 140 caracteres el título de la canción que escucha mientras es trasladaba al hotel, relata los pormenores de su afonía y hasta se lamenta de no poder encontrar los discos de su amigo Hugo Chávez, porque “es el pueblo el que los fabrica”. “Ok, me rindo” nos dice, y vuelve a la carga con livianas ocurrencias que sin duda sus fans aprecian.
De momento la estrategia le está generando buenos resultados: casi dos millones de seguidores en Twitter y más de 670.000 Me gusta en Facebook son las cifras que devuelven sus cuentas oficiales. Y nadie puede negar que sus contenidos no viralizan lo suficiente: su carta dirigida al actor Ricardo Darín en enero defendiéndose de las acusaciones de enriquecimiento ilícito ha sido compartida en la red de Mark Zuckerberg más de 9.000 veces, generando la misma cifra de comentarios y 13.000 Me gusta.
Todo en un país que según los expertos tiene a los internautas más comprometidos del mundo con los medios sociales. Y es que con datos de ComScore, los argentinos pasan de media más de diez horas al mes interactuando en redes sociales y a la fecha, sólo Twitter tiene activas más de 6.5 millones de cuentas en este territorio.
El país del tango, del mate y ahora también de las redes sociales. Cristina Fernández lo sabe y por eso se esfuerza en alcanzar sus objetivos utilizando estas herramientas. Hasta ahora lo está consiguiendo, ya que en términos cuantitativos se encuentra a gran distancia de sus adversarios políticos.
Ok, Cristina, nosotros también nos rendimos. Su hegemonía virtual es incuestionable. Aunque le recordamos que gobernar es algo más que publicar un tuit o escribir una carta en Facebook.